Bravío, despertando recuerdos,
agita su furioso cuerpo,
el mar, revelando
en su horizonte,
Tu rostro y Tu mirada…
La brisa seductora
sacude mis silencios,
y suave, pide al alma,
la luz de Tu regreso…
Se vuelca el arcoiris
de Tus ojos
en mi cuerpo
y arriba el vendaval
de caricias que palpan
mis sentidos…
…Te pienso…
y Te extraño…
Te veo…
y Te extraño…
Te siento…
Y acude a mí,
afable y cristalina,
el eco de Tu voz
susurrándome un Te siento…
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